Hoy ha nacido
un nuevo día y lo recibiré con los brazos abiertos. He vuelto a nacer: mi
espíritu ha dado a luz una vez más renovando la energía y vitalidad de cada una
de las células de mi cuerpo, porque yo soy toda una célula en el cosmos.
Hoy he nacido
limpio; mi mente está lista a actuar y crear. Estoy consciente de mi destino
porque yo soy la vida, el amor. EL PASADO YA NO ESTÁ AQUÍ, únicamente
me ha dejado una semilla valiosa: SABIDURÍA...
algunos la llaman experiencia. Todo lo demás se ha ido para darle paso al
hoy que es lo único que existe.
Ha nacido un
nuevo día y he nacido renovado. Aparte
de la vida, de mi poder de decisión y la voluntad para crear, tengo el ahora.
Hoy he decidido construir un sendero lleno de progreso, ni ayer ni mañana.
Sí, hoy no hay
lugar para la pereza porque las metas se logran haciendo el camino. No hay
lugar para rencores ni agravios porque la energía creativa se dispersa y la
voluntad se mina; no hay lugar para la envidia ya que es el cáncer que mata
nuestras metas, y algo más: No hay lugar
para lamentaciones, porque en cada lamentación se vive el pasado y se mancha
con injurias el valioso regalo de sabiduría que éste me ha dejado. Por eso hoy
yo soy un ser vivo, nuevo en mente y espíritu, porque construyo mis metas en el
amor divino, en la paz, la sabiduría, la pureza, el amor al prójimo y a mi
mismo. Hoy ha nacido un nuevo día y he nacido con él a una nueva vida porque desde hoy se que yo soy mi destino.
Moisés
Mena Pérez.